Todo va, pero no sé cómo

 por Mariene Piñero



Cierto día conversé con  un amigo que se encuentra en un estado muy maltratado por la falta de servicios en Venezuela y le  pregunté:

-          - ¿Cómo va todo?

-          Él responde: - Todo va, pero no sé cómo.

Así vivimos en Venezuela, muchas veces bajo la expectativa de cómo (condiciones)  vamos viviendo, son tantos los problemas que no sabemos cómo solventarlos y cubrir nuestras necesidades básicas o primarias.

Vivimos en un eterno hoy, porque como dice la canción: “Yo no sé mañana”, la calidad de vida se ha deteriorado de manera tal que no sabemos qué vamos a comer o cómo vamos a resolver las situaciones que para muchos países es de una rutina normal, tal como el consumo de agua potable, contar con luz sin apagones frecuentes, cocinar con felicidad nuestros alimentos, sin cortar leña o hacer grandes colas para comprar gas doméstico.

Es duro pensar como mucha gente intenta subsistir bajo estas condiciones, con un salario mínimo de 1$ y sin poder trabajar en otras opciones porque simplemente no tienen los recursos.

Conozco de muchos docentes que dejaron sus trabajos en escuelas públicas para trabajar en puestos de mercado, como plomeros, vendedores de diferentes productos, agencias de loterías y comercios, ahora me pregunto yo: ¿quién educará a nuestros niños? qué futuro tendrá está profesión tan importante para el desarrollo de un país.

Mucha gente come una vez al día, los niveles de desnutrición en niños y adultos es escalofriante.

La inseguridad galopante y se sabe muy poco de los índices de mortalidad por asesinatos en los grandes barrios o zonas de alto riesgo extendida por toda Venezuela.

Mucha gente manifiesta que no nos va a matar el COVID-19, sino la hambruna, los altos índices de inseguridad o la altísima inflación que nos permite comprar medicamentos a precios justos.

Realizarse una revisión médica es casi imposible, primero porque en los centros de atención es difícil que consigas una cita y segundo los altos precios de las consultas privadas  están dolarizadas.

Es impactante los cambios que hemos sufrido, las protestas son muchas, sin embargo el gobierno hace caso omiso de las situaciones, manifestando que todo está “normal”, inclusive hablan de prosperidad económica y desarrollo, sinceramente ¿no sé dónde?

A pesar de este panorama tan desalentador, Venezuela no se resiste, todos los días sale la gente a buscar nuevas maneras de  subsistir, con ánimo, con ganas, no quieren dejar morir la patria que tanto aman.  

No estamos de manos cruzadas, estamos preparándonos para cuando este régimen caiga y podamos con más fuerza recuperar lo que teníamos: Una Patria grande y próspera.

No va a ser fácil, la decidía se apoderó de los corazones de  muchos, sin embargo somos más los que queremos trabajar en un país donde todos los Derechos establecidos en la Constitución Nacional se cumplan y se haga justicia en todos los aspectos. 

La vida continúa y las ganas de ser cada día mejores, permitirá que surjan grandes cambios en nuestro país.

¡Venezuela, sigue adelante!




 

  

 

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