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Sentada en la orilla

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  Sentada en la orilla de la playa, observo las olas del mar, es una  sensación que siempre  me ha generado serenidad, cierro los ojos y escucho con atención como las olas  se rompen en la orilla… van y vienen… vienen y van. Las crestas que se forman tan hermosas y delicadas no saben que se van a desvanecer, creo que si lo supieran no se vieran tan animadas y graciosas. La brisa del mar me llega con sabor a sal, aquello que da sabor a la vida, anima y te sana al respirar, es algo que valoro mucho, ya que en   la ciudad respiramos concreto, muchas veces con olor a otro… sin olor a ti. El sol está radiante, tanto que quema las neuronas de recuerdos tristes, pero no me importa, sólo quiero sentir que a través del mar puedo recordar lo que vivimos tú y yo.   Nuestra vida era tan hermosa, compartíamos   tantas cosas, era un amor distinto, recuerdo la primera que te vi, te veías radiante, al mirarte pude ver tu hermosa sonrisa, reflejando esa felicidad que genera envidia, que no sabes

El Covid-19 llegó a mi casa

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  En marzo me contagie de Covid-19, llevando la enfermedad a mi casa, enfermó también mi hermana y luego mi cuñado.   Gracias a Dios nos dio muy leve a mi hermana y a mí, con síntomas constantes y tal como lo dice el reporte médico: malestar general, fiebre, pérdida de olfato y gusto al 4to día, dos  semanas convalecientes y dos semanas más con malestar y cansancio físico.   Mi cuñado no tuvo la misma suerte, tenía graves problemas respiratorios  y a las dos semanas y tuvimos que correr con él a nivel de médicos y tratamiento, gracias a Dios ya va saliendo de su gravedad y se encuentra estable.   El covid-19 es la enfermedad del aislamiento, debes estar solo por lo menos 20 días, es muy triste, sin embargo no me sentí tan aislada porque mi casa es pequeña y los ruidos ayudan a minimizar la soledad.   Lo bueno es que contaba con mis familiares y amigos que estuvieron pendientes de nuestro cuadro médico y a través de nuestros teléfonos nos acompañaron.   Muchos decían que después de