La fragilidad de la vida

por Mariene Piñero



Mi hermana manifiesta que me veo tranquila ante la  situación de la pandemia (COVID-19):

- Tú no le paras a nada. Me dice.

Me detengo un instante y pienso: - ¡será verdad!...

-Bah... - ¡Por supuesto que No!

Quizás no tengo el temor paralizante de muchas personas, pero sí por la incertidumbre de lo que pueda pasar:
-¿Tendremos suficientes suministros, alimentos, medicina, agua, luz?... y en eso me acuerdo del ¡Papel Toalet!. Je, je.

- ¿Cuánto tiempo estaremos encerrados?

-Tocará este virus la vida preciosa de mis familiares, amigos o de las personas, las cuales aprecio su paso por mi existencia.

En estos casos el miedo es más personal, implica sobrevivir y ¡de qué manera! atendiendo nuestras necesidades básicas y tocando la fragilidad de la vida.

Cuando pensamos en esta fragilidad y vemos que el hilo entre la vida y la muerte se puede romper, recordamos, qué le debemos a nuestra existencia y cómo vamos en:
  • Nuestra relación con Dios.
  • Qué pones en la mesa con respecto a la relación con los demás y con el mundo.
  • Qué has hecho bien, qué mal y qué te falta hacer.
  • ¡Hiciste pocos viajes!
  • Disfrutaste la vida.
  • ¡Has sido realmente feliz!
Al evaluar todo esto, surge el temor de no haber vivido una vida con sentido o propósito y consideras si debes hacer cambios.

En esto está el secreto de las situaciones extremas, en lograr hacer los cambios necesarios y apreciar lo frágil de la vida, que muchas veces pasa desapercibido, por tanto agradezco a Dios y a las circunstancias que me hacen ver los cambios que debo hacer para ser mejor persona.

"Sé el cambio que quieres ver en Mundo"

Un arruchadito.



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