Confesiones divertidas de la convivencia familiar en cuarentena





por Mariene Piñero Godoy 


Cuando iniciamos la cuarentena nunca pensamos en el tiempo de convivencia que íbamos a desarrollar con nuestros familiares o parientes,  sería un tiempo de dimes y diré tirantes  o por el contrario acogedor y agradable: "la experiencia apenas comenzaba"

Vivimos juntos, claro que sí, pero no las "24 horas", la rutina: escolar, laboral o social, nos permite que nos distanciemos un rato de todos aquellos que conforman nuestro grupo familiar y se alivie o aligere el contacto diario.

Maravilloso llegar  a casa, contar las anécdotas de día, arreglar u organizar las cosas y tareas del día siguiente, echarse en cama y descansar, teniendo un rato de intimidad, ¡sí señor muy rico! sin embargo, coloca ese escenario por lo menos 17 horas seguidas, no estamos acostumbrados y por 40 días, ¡qué va!

Ninguna familia es perfecta, por supuesto tampoco lo es su proceso de comunicación, con mi familia puedo señalar que tenemos unos códigos y procesos entre comilla “Adecuados”, sin embargo siempre sale por allí algún detalle comunicacional que molesta o irrita.

Suponemos que el otro sabe lo que yo sé o por el contrario piensa que yo sé, lo que él sabe, ¡complejo, no!

Los menú de día, (porque hay que organizar las comidas, para estirar los insumos, no sabemos hasta cuándo y cómo puede estar el mundo exterior después de esta encerrona mundial) se discuten temprano, sin embargo hay días, donde cada quién está inmerso en aquel emprendimiento que se animó a desarrollar en este "break laboral" (por aquello que hay que aprovechar el tiempo) y las lentejas se ponen a cocinar las 12:45 pm (en mi casa se come religiosamente a la 1:00 pm) para luego  reprocharnos quién iba a montar el almuerzo, diciendo:  - “no me toca a mí”.

Las labores como fregar, limpiar la casa, lavar, se hacen cooperativamente, sin embargo siempre hay días, donde hay 3 cargas de ropa y 1 lavadora, toca tirar a la suerte quién aprovecha el sol mañanero.

Pensemos en  aquellos que se paran a las 6:00 am a hacer el café y tira todas las ollas y sartenes, haciendo un ruido ensordecedor,  despertando los insomnes de las noches de película o de preocupación por las noticias pandémicas: “Nunca falta alguien así”.

Ni se diga de la planificación de la jornada, ahora con Bullet Journal incluido (método moderno de organizar el día y sentirse cool en el proceso, con dibujitos y todo), donde las actividades de lectura y creatividad son indispensables, así como las tareas que hay cumplir con el trabajo en línea y demás asuntos laborales, que después de pasar a ser personal y diario, es "virtual" intentando conectar a tres o cuatro personas al mismos tiempo, sabiendo de antemano cómo son su procesos selectivos de "atención" (me incluyo en esta dificultad) concentración y análisis de la tarea a realizar, gran “Reto laboral”.

Ni se diga si hay que hacer tareas con los chicos, que si la maestra se volvió loca, cómo se le ocurre tanta actividad, meterse a internet si  tienes a investigar las consecuencias del efecto climático del Covid-19 y demás yerbas aromáticas de la enfermedad, que la tengo afuera como amenaza, pero la investigo adentro con dibujito del virus coloreándolo  en tres dimensiones y todo, para que luego tu hijo te diga: -  ¡mi maestra no me explica así!

Sobrevivir al covid-19 un reto, pero a la convivencia familiar una verdadera proeza, es necesario de mucha paciencia y comprensión, sé que no es fácil pero realmente vale la pena: La unidad familiar lo merece.

Saldremos más favorecidos, claro que sí, pero sobre todo nos quedarán los buenos recuerdos de esta experiencia única para el mundo entero.

“Cuarentena Mundial”



continuará...

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