Cuidados físicos y emocionales en tiempo de Covid-19

por Mariene Piñero 




Me enfermé durante la segunda quincena del mes de julio, he tenido vértigos fuertes e inestabilidad motora, con mareos  y malestar cerebral, puedo creer que esto ha sido originado por el excesivo trabajo que he tenido a nivel académico con mis dos jornadas laborales en educación, sobre todo con el tiempo que paso sentada en la computadora para cumplir con las tareas administrativas propias de esta responsabilidad.

Esto requirió reposo absoluto en cama, sin posibilidad de moverme sino en mi estricto metro cuadrado “M2”.

Estando en cama, recordé las mil recomendaciones de los expertos en autocuidados para evitar saturarse durante este tiempo en cuarentena.

Primero revise las razones por las cuales me enfermé: dormía muy mal, por lo tanto eran muchas las noches en que me desvelaba viendo televisión o pensando en tantas situaciones tanto positivas como negativas. Comía mucho, sobre todo harinas, aspecto que definitivamente no me ayuda con los problemas de peso y metabolismo. No he podido hacer ejercicios, porque durante la mañana era exclusiva para los trabajos y en la tarde descansaba un poco, inclusive mi rutina de escritura diaria se vio afectaba ya que durante el día ya había saturado el tiempo en la computadora.

Si, muchos dirán “en casa de herrero, cuchillo de palo”, pues si, para satisfacer sólo un área, descuidamos tanto las demás, sin darnos cuenta o  estando al tanto,  descartando la atención primaria, nuestro cuerpo y su salud mental o física.

Qué hacer, pues el cuerpo ya me dio dos semanas de inactividad mirando el techo, porque ni siquiera la televisión o el teléfono podía revisar.

Escuchar nuestro cuerpo es importante, qué síntomas se está reflejando cada día, aprender a escucharlo a cabalidad.

Me siento molesta, emocionalmente movida, ya que al sentirme vulnerable afloran los fantasmas sobre todo del pasado, del presente y del futuro, “espero que no aparezcan por  las noches” como en la película navideña.

Analizo nuevamente cuál debe ser mi prioridad, retomo lo que realmente me sirve y lo que no, para seguir avanzando. Intento meditar y sacar las mejores conclusiones.

El cuerpo te dice: “Ve despacio, lo necesitas”, escucharlo es la prioridad, así como todo aquello que aflora a nivel de pensamiento.

 Este tiempo definitivamente se va alargar, por lo que se requiere que tengamos muchas consideraciones con nuestra salud. Es importante aprender a escuchar nuestras emociones, evitar reprimirlas, aceptarlas y aprender a vivir con ellas.

No debemos reprocharnos, por lo sí”, “debería”, “tendría, esto nos carga de energía negativa,  manteniendo una lucha interna ineficaz y absurda, acepta lo que tienes y cambia lo que no quieres. 

Debemos asumir nuestras debilidades como parte de todo proceso de aprendizaje, comprenderlas y fortalecerlas.

Es importante descansar cuando se tengan que hacer, intenten comer bien y sano, duerman bien y sobre todo nivelar las actividades durante el día.

El equilibrio es la premisa, para salir a flote sin sufrir tantos problemas físicos o emocionales.

Para finalizar debemos querernos, hablarnos bonito y caminar, sino podemos correr, poco a poco se abrirán nuevos caminos.

Los quiero.


 

 

 


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