Sentada en la orilla

 


Sentada en la orilla de la playa, observo las olas del mar, es una  sensación que siempre  me ha generado serenidad, cierro los ojos y escucho con atención como las olas  se rompen en la orilla… van y vienen… vienen y van. Las crestas que se forman tan hermosas y delicadas no saben que se van a desvanecer, creo que si lo supieran no se vieran tan animadas y graciosas.

La brisa del mar me llega con sabor a sal, aquello que da sabor a la vida, anima y te sana al respirar, es algo que valoro mucho, ya que en  la ciudad respiramos concreto, muchas veces con olor a otro… sin olor a ti.

El sol está radiante, tanto que quema las neuronas de recuerdos tristes, pero no me importa, sólo quiero sentir que a través del mar puedo recordar lo que vivimos tú y yo.  

Nuestra vida era tan hermosa, compartíamos  tantas cosas, era un amor distinto, recuerdo la primera que te vi, te veías radiante, al mirarte pude ver tu hermosa sonrisa, reflejando esa felicidad que genera envidia, que no sabes de dónde viene o qué la genera y realmente lo eras, irradiabas una alegría hermosa, poderosa y atrayente,  tu  personalidad llamó inmediatamente mi atención y con delicadeza comencé a rodear tu espacio. Te costó percibirme, pero un día sucedió, tu mirada se cruzó con la mía y allí comenzó todo.  

Salimos con cierta precaución al principio y una tarde sin pensar nuestras bocas se encontraron, confundidos paramos en el acto, para descubrir con el siguiente beso que éramos uno para el otro, todo fue tan sutil después de eso, aumentaron nuestros encuentros románticos y especialmente nuestras  tardes de sexo,  fugados como amantes perseguidos por amar de manera prohibida.

La vida nos sonrió por muchos años, nuestros corazones estaban  sincronizados, nuestros cuerpos se entrelazaban por las noches como serpientes, no recuerdo dormir en el otro extremo de la cama,  nuestras bocas  se alimentaban de deseo, de aquel que no te deja respirar si estas muy lejos.

Fue un tiempo maravilloso,  perdidos en una dimensión que rayaba en lo eterno y a la vez  en lo efímero, sin creer en lo real.

Un día llegó ella y nos separó… rompió de raíz nuestro amor, parecía un huracán, destruyendo todo a su paso, simplemente no lo creí, me pareció tan extraño, tan rápido, tan abrupto y sin sentido, me sentía pérdida, no sabes cuánto.

Fue realmente muy duro, recuerdo cuando la conocimos, te quito el aliento, fue fuego abrazador en tu cuerpo, perdiste la cabeza, me dijiste que me fuera para quedarte con ella en nuestra casa, eso me destruyó, no lo podía comprender.

Era una ramera, te perdiste en un túnel que no te llevaba a ninguna parte y tú accediste sin pelear, ni patalear, sin respirar.

Recuerdo que estaba sentada en la orilla de la silla del hospital, cuando me dijeron que te habías ido con esa...  la muerte,  por Covid-19.



Nota: Ejercicio de escritura para el "Taller de escritura Creativa", realizado en el mes de octubre 2021

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

La vajilla familiar

Buscando a Amílkar.