La fragilidad de la vida
por Mariene Piñero Mi hermana manifiesta que me veo tranquila ante la situación de la pandemia (COVID-19): - Tú no le paras a nada. Me dice. Me detengo un instante y pienso: - ¡será verdad!... -Bah... - ¡Por supuesto que No! Quizás no tengo el temor paralizante de muchas personas, pero sí por la incertidumbre de lo que pueda pasar: -¿Tendremos suficientes suministros, alimentos, medicina, agua, luz?... y en eso me acuerdo del ¡Papel Toalet!. Je, je. - ¿Cuánto tiempo estaremos encerrados? -Tocará este virus la vida preciosa de mis familiares, amigos o de las personas, las cuales aprecio su paso por mi existencia. En estos casos el miedo es más personal, implica sobrevivir y ¡de qué manera! atendiendo nuestras necesidades básicas y tocando la fragilidad de la vida. Cuando pensamos en esta fragilidad y vemos que el hilo entre la vida y la muerte se puede romper, recordamos, qué le debemos a nuestra existencia y cómo vamos en: Nuestra relación con Dios.