El divorcio


por Mariene Piñero

Nos casamos con la ilusión de que sea para siempre, cargados de metas e ilusiones, llenos de amor y esperanza, con la convicción de que vas a formar una familia, la cual perdurará en el tiempo, sin embargo aquellas ilusiones se desvanecen cuando surgen situaciones que no se puedan superar  o problemas irreconciliables, tal vez luchaste con ellos, intentaste superarlo, quizás esa persona que tanto idealizaste no era lo que esperabas. 
Divorciarse, implica saber que se fracasó en aquel matrimonio que pensaste era para "toda la vida", entender que aquella persona que representaba todo para ti, se pueda convierta en un total extraño por el resto de tu existencia.
El Divorcio puede darse al inicio de un matrimonio, a la mitad de una vida o en los años dorados, sus motivos, infinitos , en muchos casos se alegan que se acabó el amor, peleas, infidelidades, descuido de alguna parte de la pareja, poca tolerancia, sentir soledad estando acompañados, etc.
Ante la Iglesia, el matrimonio es un "Sacramento",  implica la bendición de Dios, la pareja recibe la gracia al santificar su unión, para formar una familia con valores cristianos. Dios bendice el matrimonio con el fin de llevar una vida centrada y fortalecida en el amor de Cristo. 
Para todos el divorcio, es un fracaso del cual no se sale ileso, las consecuencias muchas: Los hijos que quedan del matrimonio, la depresión, los problemas económicos, las deudas que se deben saldar, las experiencias vividas en esta etapa, hacen para muchos que la vida después de la separación no sea fácil, se recuerda lo bueno y lo no tan bueno, atesoramos recuerdos que pueden nutrirnos o herirnos, es bastante complejo, por tanto es necesario vivirlo con la madurez necesaria para salir lo más airoso de la situación. 
Las experiencias vividas después de una separación,  pueden servirnos para enfrentarnos a  una nueva relación con  más madurez, cometiendo menos errores en el complejo camino del amor de pareja. 
Los hijos fruto de la relación deben ser orientados en este proceso, la inseguridad corroe el corazón de los hijos, por tanto es vital darles mucho amor en este proceso tan difícil, ellos sufren tanto o más que la pareja, es importante hacerles ver que el amor de los padres no acabará para ellos, cada progenitor debe hablarles bien del otro, que el respeto no se pierda y que puedan entender que la separación no implica dejarse de amar, sino por el contrario fortalecer los lazos en la distancia. 
El duelo de la separación es muy fuerte, puede durar un tiempo corto, pero para otros puede ser más largo, es importante evaluar este proceso y si se requiere de atención psicológica para superarlo, se debe buscarlo, ya que el desgaste emocional que se genera es fuerte y puede acarrear problemas emocionales.
Superarlo implica fuerza de voluntad, aumentar la autoestima, curar las heridas que se abrieron durante este proceso, nos toca aprender de los errores, comprender y ponerse en los zapatos del otro, perdonar para poder avanzar con pasos firmes ante los nuevos retos. 
La soledad es otro aspecto que afecta mucho esta etapa, no queremos sentirnos solos, incapaces de amar o ser amados, nos aterra enfrentarnos a períodos largos de soledad y en este proceso podemos escoger personas que llenen este vacío, pero que no sean las más adecuadas; es importante sanar las heridas de un viejo amor, para comenzar un romance nuevo, que renazca el amor con energías renovadas, libre de ataduras emocionales de las experiencia del pasado.
De todas las experiencias que aprendemos en la vida, que el divorcio no sea de aquellas que no podamos superar, sacar algo nuevo y valioso, mucha suerte si estas pasando por este proceso, supéralo y sigue adelante.  
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¿Cómo haz superado una separación?





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