Acompáñame a estar solo


por Mariene Piñero

Este es el nombre de una canción de Ricardo Arjona, nos recuerda el duro paso de la soledad luego de una separación, una pérdida o una ausencia.
La soledad es una condición de vida la cuál podemos sufrir  en algún momento, es sentir que caminas por un desierto, donde la aridez predomina antes que todo,  la tristeza, el llanto, la angustia y el dolor parecen no terminar.
En la soledad nos atormenta los episodios del pasado, extrañamos de manera extraordinaria, quisiéramos ver aquel que se fue, que perdimos, se siente una tristeza agobiante que no deja que la vida fluya de manera natural, pudiendo  aparecer la depresión y la ansiedad.
Existen otras circunstancias en las cuales nos podemos sentir solos, aquí algunos ejemplos: 
- Cuando  tenemos a   personas bien cercanas, sin embargo éstas no resultan compañía.
- Cuando elegimos la tecnología antes que la persona. Podemos dejar solos a quienes están a nuestro alrededor. 
- Cuando no resolvemos sanamente los conflictos con otras personas. 
- Cuando decidimos la soledad antes que integrarnos a la sociedad (puede ser opción de vida). 
No debemos quedarnos con el sentimiento de la soledad por mucho tiempo, lo importante es determinar si  ya fue suficiente, aprender de los errores, entender que no es del todo malo y que podemos sacarle algún provecho a este proceso, este tiempo puede ser un período creativo, donde desarrollemos diferentes destrezas, dependerá de lo que te gusta hacer, descubrir nuevas aptitudes que no sabías que tenías, por ejemplo  hay gente que se destaca en la escritura o el arte y que encuentra en estos períodos grandes momentos de creatividad y lucidez.
La soledad también ayuda a tener más contacto con Dios y con el desarrollo de la espiritualidad, nos permite tener más amplitud en la parte espiritual, entender que no estamos solos, que nos acompaña una energía que está dispuesta a ayudarnos en cualquier momento, a fortalecernos  y a cuidarnos, comprender que la fuerza del amor está siempre con nosotros y que el sentimiento de soledad  no tiene cabida en esta relación con Dios, siendo uno Él.
En estos momentos es importante buscar personas agradables, que alimenten nuestra existencia, que compartan nuestras alegrías y tristezas, realizar actividades que estimulen la vida, cambiar de ambiente y de rutina y si la soledad se sale de control se sugiere asesoramiento psicológico o terapéutico que pueda ayudarnos a solventar y a salir airoso de está situación. 
Los ancianos y algunos enfermos tienen grandes momentos de soledad, necesitan a estas edades descubrir nuevos intereses, inclusive nuevos amigos, establecer enlaces de comunicación que les permitan aislarse lo menos posible del mundo,  corresponde a la sociedad dar un aporte a los que se pueda en este sentido. 

¿Te has sentido solo en algún momento de tu vida?

¿Con quién los has conversado?


Lic. Mariene Piñero
Terapia de Familia
marienepinero@gmail.com
0412-5631577





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