David y Aarón dos amigos especiales

por Mariene Piñero 



Un día llegó al 2do grado del Colegio “San Antonio”,  un niño diferente, si,  de aquellos que no se veía normal, sin embargo este niño sonreía mucho y se mostraba amigable por lo menos con quien se encontraba en su hermoso y corto camino. 

La vida había sido muy dura para David, le diagnosticaron un cáncer cerebral cuando apenas cumplió 1 año de edad, situación que ameritó en aquel momento numerosas cirugía, tratamientos de quimioterapia y radioterapia, los primeros años prácticamente vivió en el hospital, acompañado por sus padres, tías y primos y además todos los familiares que pudieron apoyarlo en tan difíciles  momentos. 

La operación cerebral fue tan fuerte que dejó a David con severas dificultades para caminar y moverse fácilmente, requirió por tanto de numerosas terapias físicas y médicas, con las cuales logró caminar aunque con una  andadera especial para niños, sin embargo esto no logro amilanar su animo, ya que a pesar de su penosa y critica enfermedad era un niño muy alegre, vivaz y siempre estaba dispuesto a realizar todas las actividades que  pudieran ayudarlo a sanar y a moverse. 

Luego que pudo caminar de su primera operación cerebral su mamá lo inscribe en una escuela para niños con discapacidad física, logrando avanzar con mucho mérito hasta el 1er grado, sin embargo la maestra observa que David intelectualmente puede rendir mucho más y le comenta a su mamá Marla que busque un colegio de educación regular para que David pudiera estudiar el resto de su primaria, comentario que la hizo muy feliz, ya que quería que su hijo, disfrutara de la compañía de muchos niños y lograra avanzar más rápido académicamente.

Marla, consiguió el tan anhelado cupo en el Colegio “San Antonio”, 2do grado, 32 compañeros y  una maestra hermosa y  muy sensible.

La Psicopedagoga, Prof. Judith,  días antes había conversado con el grupo, manifestándoles que era un niño que se le dificultaba caminar y que por lo tanto tenía una andadera para ayudarse, que su dificultad para hablar y pronunciar las palabras así como las cicatrices en su cabecita eran  producto de sus múltiples operaciones  las cuales había sido sometido por el cáncer cerebral.

El día esperado llegó,  David vestido con su mejor uniforme, salió junto con sus padres rumbo a su nueva experiencias, todos estaban contentos, por el gran cambio que representaría esto para David en su proyección emocional y educativa.

Los niños lo esperaban ansiosos, querían conocerlo, saber cómo era aquel niño que la , la psicopedagoga les recomendó acoger en su escuela.

Marla llevó de la mano a David hasta el salón y todos le dieron los buenos días, lo ayudaron a sentar en un pupitre y fue allí fue donde comenzó la experiencia escolar más hermosa en su vida y en la de  su familia.

Ese primer día, le preguntaron su nombre, le enseñaron el colegio, los pasillos, el patio, la Dirección y compartió en el receso con sus compañeros y con otros niños de otras secciones que se acercaron para conocer a tan singular personaje.

Pasaron los días y David ya  tenía muchos amigos, su buen temple y eterna sonrisa lo favorecía mucho.  Kimberly, Paola, Samuel, Mariana, Oriana, Adrián, Ana Paula, eran algunos,  pero había uno muy especial que lo apoyaba y ayudaba en todo,  su nombre es Aarón, que desde el primer momento demostró una empatía muy especial por David, jugaba con él, le llevaba sus útiles, lo tomaba de la mano cuando tenía que subir y bajar escalones, compartía sus útiles o materiales, cantaban juntos canciones e inclusive lo supervisaba en el baño, evitando alguna caída.

Todos los docentes estaban asombrados por tan hermosa amistad, sobre todo por la manera tan dulce que Aarón protegía a David en todo momento. Era un ejemplo a seguir para muchos de sus compañeritos.

Un día la maestra Niurka, conversa sobre las actividades  del proyecto de grado y  un tema que sale a relucir  eran  los sueños a cumplir  al terminar el año escolar. Los niños se entusiasmaron mucho con el proyecto y discutieron entre ellos qué querían hacer.

Aarón quería viajar a la Isla de Margarita,  a la playa y a la piscina de un gran hotel, donde se podía nadar con delfines, esa idea lo entusiasmaba mucho.

David, no sabía que iba a hacer, quizás porque sus vacaciones siempre estaba en la sala oncológica del hospital, esa era su realidad,  su corazón se emocionaba pensando en alguna opción diferente, no sabía  qué esperar.

Aarón le decía: - David, imagínalo solamente, ir a la playa, nadar con delfines, disfrutar en la piscina.

David lo miraba y sonreía, se deleitaba  pensando en lo divertido que iba a ser irse de viaje con su mejor amigo, bañarse en la playa, jugando con las olas y el viento e ir a la piscina del hotel a nadar con los delfines.

Durante la mañana se reían de sus fantasías e hicieron dibujos de su futuro viaje.

La maestra Niurka, colocó  todos los dibujos en una cartelera, cuyo título era: “MI SUEÑO PARA EL FIN DE AÑO ESCOLAR”  y se extrañó al ver que los dibujos de Aarón y David eran muy similares, - algo estaban planeando, - pensaba y sonreía.

En la medida que pasaban los días, el proyecto se iba desarrollando, la maestra planteaba qué actividades se iban a realizar al finalizar esa etapa, con qué recursos disponían, qué debían hacer para que todo aquello se cumpliera, cada grupo debía organizar su proyecto de sueño.

Cada grupo, discutía, sobre todo en cuanto a responsabilidades, qué actividades iban a ejecutar, realizando  esquemas, dibujos y mapas mentales para la planificación.

David y Aarón, preparaban sus actividades para reunir dinero, ir a Margarita, resultaba costoso, sobre todo porque querían alojarse en el hotel donde nadabas con los delfines, era realmente mágico.

Durante el receso, vendían y revendían barajitas, juguetes que ya no usaban  porque ya les aburrían, colecciones de juegos de mesa y todas aquellas cositas que les podía significar algo de dinero.

Buscaron que sus mamás hicieran galletas, como el proyecto de ir a Margarita era secreto por ahora, le decían que el dinero era para ayudar al colegio y mejorar el patio, sus madres complacidas les realizaban los pedidos.  

David tenía una colección de carros de Cars de Disney, su mamá se los compraba con mucho sacrificio para que los disfrutara, no quería venderlos, pero si era necesario lo haría para cumplir sus sueños de viajar con su mejor amigo.

Ya tenían algo ahorrado, como 150.000 Bs, claro no era mucho dinero lo que llevaban los chicos al colegio, pero estaban muy contentos, el plan iba muy bien...   un día David no vino a clases, faltó seguido como dos semanas.

La maestra le preguntó a su mamá qué había pasado  y esta le dijo que David había tenido una recaída, estaba en el hospital, haciéndose un tratamiento.

Aarón se entristeció por su fiel amigo, sin embargo continuó su proyecto de recaudar el dinero para el viaje. Un día le pregunta a su mamá si lo puede llevar al hospital, situación que preocupó, ya que no quería que su hijo sufriera al ver tan enfermo a su compañero.

El día llegó,  Aarón fue al hospital a ver a David, al llegar estaba entubado, muy sensible ante la luz, su cabecita estaba rapada, ya no tenía los cabellos rulos que lo caracterizaban, al lado su madre lo tomaba de la mano y le hablaba de cosas bonitas.

Aarón se acercó y con lágrimas en los ojos, lo saludo, le habló de las actividades que habían realizado en la escuela, de todas las cosas que habían aprendido, le recalcó que todos estaban preocupados por él, que deseaban verlo nuevamente caminando y jugando en el receso, también le dijo que lo quería mucho y extrañaba sus juegos y proyectos.

David al escucharlo abrió los ojos y miró con amor a su amigo, su corazón latía muy fuerte, se emocionó mucho, una lágrima corría por su rostro.

Pasaron muchos días y finalmente David salió de la gravedad del momento, volvió al colegio, la fiesta que hicieron fue maravillosa, estaban todos contentos de que se habían recuperado satisfactoriamente.

El fin de año llegó, los sueños que al inicio se habían planificado debían ejecutarse, David y Aarón habían recaudado 500.000 bs, con ese dinero preguntarían a sus padres, si podían ir a Margarita.

Las mamás se miraban con picardía, sabían que con eso no se podía llegar a ninguna parte, sin embargo organizaron  el viaje programado, con todas las comodidades que debía tener tan especial paciente.

Aarón y David, se fueron de viaje a Margarita, hicieron castillos en la arena, disfrutaron jugar con las olas del mar y finalmente en la piscina del hotel nadaron con los delfines, se sentían muy felices. Finalmente su sueño se había cumplido.





En septiembre se inició nuevamente el año escolar, el ruido de los niños inundaba el patio del colegio, estaban todos los compañeros, sin embargo David nunca llegó, sus compañeros pensaban en lo peor y se entristecieron mucho. Su mamá visitó al colegio para  despedirse de los compañeros y contó que un día de agosto David se quedó apaciblemente dormido, con una sonrisa hermosa en su rostro.

Aarón lloró mucho, pero se sentía contento que su amiguito ya había descansado. Siempre recordará sus mejores momentos y aquel viaje maravilloso que hicieron a la Isla de  Margarita.

Nota: este cuento es de la vida real.

David era mi sobrino.

 

Mariene Piñero.


 

 

 

 

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