Nostalgia de enero

 



El ambiente de enero se siente lento, no sé, el letargo al despertar de un cierre de año, y la pandemia que aún hace estragos en Venezuela y el mundo.

Este tiempo nos da momentos de reflexión, de recuerdos, la tristeza y la melancolía se asoma por mi ventana.

Al iniciar el año 2021, hice un recuento.. recordé los seres queridos que han partido, algunos se despidieron otros no, recordé los amores perdidos y también los logrados, pero que al final se han acabado por razones inexplicables o bobas excusas, recordé los amigos y las personas que han pasado por mi vida, unas para quedarse y otras para enseñarme algo.

Especialmente recordé las oportunidades y el por qué no las aproveche, me pregunté: por qué no me fui de mi país en el momento justo, por qué no logré concretar una oferta laboral fuera, inclusive una pareja, en definitiva un nuevo y diferente camino.

Es importante manifestar que tengo apego familiar, me gusta poder ver a mis seres queridos,  cuando quiera y compartir con frecuencia. Me encanta mi país, su agradable clima y hermoso paisaje, su gente buena y cariñosa.

Estoy enamorada de mi profesión, deseo trabajar con la docencia hasta finales de mi vida, me gusta estar rodeada de niños y adolescentes, pudiera trabajar en otra actividad pero me sería muy engorroso, creo que  la escritura me viene bien. 

No creo que el destino, creo más en los esfuerzos persistentes de abrirnos nuestros propios caminos, de crear haciendo la vida que deseamos.

La respuesta al ¿Por qué estoy aquí? llega, al descubrir que hago más falta en mi país para apoyar cada día a su construcción como ciudadanos. Educando las futuras generaciones nos permitirá hacernos participes de la reforma que deseamos para  que nuestra sociedad sea la mejor de todas.

Abandonar el barco hubiese sido más sencillo, no digo que no, quizás hubiese sido lo mejor, sin embargo creo que hago más falta aquí que en otro lugar.

¿Soy feliz?, por supuesto que sí, cada día me levanto con entusiasmo y energía a hacer lo que amo, quizás no tengo más dinero o posesiones como carro o casas elegantes, definidamente no, pero tengo algo que nadie me lo va a quitar “un Hogar”, aquel donde deseamos llegar todos los días, a acurrucarnos con nuestro seres queridos, a vivir cada momento como si fuera el ultimo.

Mi destino es Venezuela, emprender en ella, vivirla con sus luces y sus sombras, compartir mis conocimientos con mi gremio y seguir aprendiendo cada día, cosas nuevas para atender  a mis niños y las familias de la mejor manera posible.

La nostalgia llega en algunos momentos, pero la despido con la convicción de amar lo que hago. Los quiero. 


¿Te has sentido nostalgico? 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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