Pastillas para el alma

 


Una vez que viajaba de Barquisimeto a Caracas, después de pasar unas vacaciones en casa de mis padres, me sentí muy mal en el autobús, por un fuerte dolor de cabeza que inclusive me causó ganas de vomitar y mareos.

En ese momento no cargaba analgésicos y era tan fuerte el dolor que pasé por cada puesto del vehículo pidiendo una pastilla, para comprobar con asombro que nadie tenía o simplemente no querían compartir, llegué a Caracas casi desmayándome y  ese día manifesté que nunca me faltaría en un viaje el pastillero y que si alguien necesitaría en algún momento de mis pastillas no dudaría en ayudarlo, gracias a Dios,  así lo he hecho hasta ahora.

Así pasa en la vida, vamos  transitando sin pensar que podemos dar algo tan sencillo como una pastilla, una palabra, un poco de dinero en  efectivo, un abrazo, un vaso de agua, etc. para aliviar el dolor o malestar de aquella persona con la cual nos topamos de paso.

Nuestro ego está tan inflado que creemos que no necesitamos ayuda en ningún momento o simplemente no ayudamos ya que nos sentimos superiores y pensamos que el otro se puede arreglar solo o simplemente adoptamos la comodidad del “no me importa”

Somos seres individuales, inmersos en un colectivo con el cual compartimos y aprendemos, vivir de manera egoísta, sería catastrófico en estos tiempos tan convulsionados.

Aporta cuando puedas algo, no dejes de hacerlo, nunca se sabe a quién puedas ayudar con tan poco.

En mi caminar, he podido conectarme con  ángeles, que nos sacan de aprietos en los momentos más difíciles, ¡Anímate! Tú puedes ser uno de ellos, ese detalle probablemente establecerá la diferencia para alguien.

¿Has dado alguna vez una pastilla para el alma?

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Comentarios

  1. Totalmente cierto. Hay gente que se molesta hasta cuándo tu ayudas a una persona, el asunto es darla a quien de verdad la necesite.

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    1. Gracias por leerme, es cierto ahora hay mucha necesidad, es importante sumar y no restar.

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