Flotie, el fantasmita miedoso.





Flotie era un fantasma muy singular, le tenía miedo a la gente, no quería salir en la noche a asustar a las personas.

Los jefes de los fantasmas, manifestaron su preocupación - ¿Qué le pasará? -¿Será que algo le sucedió en el curso de principiantes?

Flotie, encerrado en su cuarto fantasmal, lloraba desconsoladamente, le costaba hacer su rutina.

Maty, una fantasma mamá, fue a ver qué sucedía. Le preguntó: - ¿Qué te pasó? -  ¿por qué estas tan miedoso?

Flotie, sollozando, le dijo, que un día cuando estaba haciendo su trabajo, llegó a una casa donde vivían unos trillizos, los cuales tenían un comportamiento muy desordenado, al ver al fantasmita, lejos de asustarse buscaron una aspiradora y lo metieron allí, lo sacudían y lo tiraban hacia todos los lados, para noquearlo.

 Después de un rato de hacer esto, abrieron la bolsa de la aspiradora y al verlo salir le rociaron pintura fosforescente. Flotie, un tanto mareado por tal jaleo, no ofreció resistencia, intentó volverlos a asustar, sin embargo los trillizos se rieron de sus muecas, imitándolo.

Flotie, se sintió confundido, inmediatamente salió de allí y comenzó a volar por las calles. En eso le salió un gato de un basurero, al verlo quiso asustarlo, el gato se sentó y lo observó, sin mostrar reacción.

- UUUUUHHHHHHH, TE ASUSTOOOOOOOOOOOO, dijo con una cara alargada.

El gato, ni corto, ni perezoso, le dijo: - no me asustas, creo que has perdido tu luz.

Flotie, se paró en seco y le dijo, - será qué eso es lo que ha pasado, quise asustar a unos niños y me fue imposible.

El gato le dijo: - seguro, yo que puedo ver más allá de lo real, no veo tu luz de fantasma, todo lo contrario, te percibo, pero no me asustas.

El fantasmita llegó muy preocupado a su casa, con rostro atribulado, se sentó en el sillón. 

Maty, lo miró y  con sabiduría, le dijo: - mira hacia tu interior y pregúntate ¿Por qué has perdido tu luz?, luego descansa a ver qué mensaje te llega.

Flotie, se sentó, indagó en su corazón y decidió esperar la respuesta.

Una voz muy sutil, le dijo:- No asustas, porque has dejado de creer en ti, te falta valor de demostrar quién eres realmente, para que brille tú verdadero ser.

En ese momento Flotie, reconoció que había dejado ser él mismo, para aparentar ser más duro que sus demás compañeros.

Después de entenderlo, se quedó más tranquilo. Cuando decidió salir a asustar, logró su cometido, pero algo cambió en su interior.

Cuando su corazón le indicaba que no debía asustar a algún niño, no lo hacía, se conmovía con los atardeceres, con las hermosas flores que veía en los campos, con las parejas tomadas de la mano.

Flotie, entendió que era un fantasma diferente, más sensible y amoroso, ante las cosas terrenales.

Su luz nunca se volvió a extinguir.


Cuento para el taller de escritura creativa. 

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